Wednesday, September 9, 2009

Hace quince años. 7 de septiembre (Día 3)

Como a las diez de la mañana seguía nublado el cielo y encrespado el mar. Se pusieron a cocinar un arroz con jaiba para los mayores y una sopa con cuadritos de sazón de pollo para los niños. Hicieron café. Otra vez jugamos dominó. Salió un poco el sol y caminamos a ver si había algún árbol para protegernos, pero los arbustos eran muy bajitos.

Yo pensaba en esas películas en que la gente se queda en una isla y las cosas se les van acabando. No veía la hora de salir de ahí. Por suerte la estadía no duró mucho más y como a las cuatro empezamos a recoger, cantamos el himno nacional –creo que fue idea de mi padre- y nos subimos al yatecito.

Yo dormí bastante, pero recuerdo que a cada rato despertaba y veía barcos inmensos pasando a nuestro lado y a algunos de los hombres haciéndole señales de fuego desde la proa con un palo al que le enrollaron ropa en la punta y le untaron un poco de petróleo. En una de esas vi luces. Pregunté y me dijeron que era Cayo Hueso. Pregunté la hora y eran las dos de la mañana.

Cuando desperté otra vez las luces seguían en el mismo sitio. Me dijeron teníamos mar de leva, o lo que era lo mismo, la corriente del golfo estaba encaprichada en no dejarnos avanzar. Por eso habían estado haciéndole señales a los barcos que nos pasaban cerca. Temían que no alcanzara el combustible. De pronto se apagó el motor. Eso tampoco sé cuanto duró. Dice mi padre que fue como una hora. Yo creo que con la corriente aquella, si hubiese sido tanto tiempo, hubiésemos terminado en Cancún.

2 comments:

Anonymous said...

Es muy triste leer esta historia tuya y la de tantos cubanos que han arriesgado o perdido la vida por huir de la dictadura de los Castros.
Hoy me has hecho llorar y sentir esa enorme impotencia que sentimos los cubanos ante el miedo y la opresión a que estamos sometido desde hace casi un siglo.
Ojala algún día el miedo a huir sea menor que el miedo a la dictadura y tengamos el corage de enfrentarnos a ella como ya hacen algunos cubanos desde nuestra Isla.
Yo todavía tengo miedo.....miedo a hablar, miedo a la cárcel, miedo a lo que le pueda suceder a mi familia, miedo, miedo.... miedo infinito,aplastante,escondido,presente,identificable. El miedo esta en nuestro cerebro y debemos luchar por eliminarlo.
Te deseo una linda vida y que pronto veamos a Cuba libre y nuestras familias unidas.

Evidencias said...

Gracias anónimo. Por suerte o por desgracia, salir de mi país es de lo mejor que me ha pasado y creo que si tengo que volver a subirme a un barco sin saber nadar con tal de ser libre, lo haría. Es triste, pero es la realidad que nos ha tocado vivir.

Es maravilloso decir lo que quieras, viajar a dónde desees, votar, gritar, trabajar para tener al alcance de la mano esas cosas materiales y espirituales que te hacen vivir mejor a ti y a los tuyos. Es demasiado absurdo que se repriman cosas tan simples con tal de mantenerse en el poder y enriquecerse.

Por suerte, no tengo mucho de que quejarme en mi nueva vida. No sé si en otro lugar hubiese sido más o menos feliz, pero sí que lo que hago acá sería imposible hacerlo en Cuba.

Mis mejores deseos para ti también. Y dile a adiós a ese miedo.

Un abrazo.