Wednesday, July 4, 2012

Silencios y Evidencias: de las violaciones del sistema migratorio cubano a la alegría de la cocina


El 8 de junio participé en el evento Cuba por fuera. El fragmento que reproduzco a continuación es parte de la versión publicada en el blog en el que estamos reuniendo los textos de dicha conferencia. Pueden leerlo todo aquí.
Evidencias comenzó en marzo de 2009; pero un año después comencé a colaborar con #OZT Yo acuso al gobiernocubano y a descuidar bastante el blog. Ya para entonces había diversificado los temas de Evidencias, incluyendo post relacionados con la aduana cubana y las agencias de viaje, con los trámites que se tienen que acatar, con las actividades que organizan los consulados cubanos, con las colaboraciones con una comisión que iba a denunciar en la ONU violaciones concretas de nuestro derecho a viajar, con las explicaciones de cómo perdíamos todo cuando salíamos del país. Y hasta conté la historia de cómo me fugué de la isla en un barco. Los caminos se iban cerrando y sólo muy pocas evidencias de la violación del artículo 13.2 de la declaración de Derechos Humanos llegaban a ser publicadas. Aunque con la muerte de Orlando Zapata Tamayo y el lanzamiento de la campaña #OZT, mucha gente salió del closet del silencio, en general, el mecanismo de permisos de entrada y de salida sigue funcionando como chantaje del gobierno y aún fuera de la isla, muchos temen expresarse libremente sobre la situación cubana. De hecho, algunos conocidos ni siquiera se atrevían a entrar en Evidencias. El blog # OZT nos llevaba a todos horas y horas de trabajo, noches sin dormir. Era un trabajo voluntario en nuestras horas libres y también tenía una fuerte carga emocional. La campaña duró casi un año. Yo publicaba cada vez menos en Evidencias. Incluso cuando comenzó el exilio forzado para los presos de la Primavera Negra, no tuve tiempo de publicar nada en el blog sobre el tema.

Por otro lado, yo siempre estaba compartiendo en Facebook fotos de las comidas que hacía en casa o de la de los restaurantes a los que iba. Muchos amigos me pedían las recetas. Así que un día decidí abrir un blog de cocina con los platos que preparaba en casa; fueran recetas mías, de mi familia, de mis amigas, o tomadas de la red o de un libro de cocina. Me encantaba la idea de crear un espacio de comunión. La comida casi siempre es motivo de alegría y reunión, todo lo contrario de los temas que me habían ocupado como bloguera hasta entonces. Me costó buscar el nombre y siempre pienso que debería haber escogido uno más corto y pegajoso, que no tuviera que andar explicando por ahí. Pero al final, por joder, le puse Cocina al minuto con comida.

Friday, April 6, 2012

Laura Álvarez Rojas. Otra triste historia de una cubana que no puede entrar a su país.

Les copio integramente la noticia vista en Cubanet.

Laura Álvarez Rojas, una cubana residente en Sudáfrica, en menos de 9 meses perdió dos de sus seres queridos. Su hermano, Alberto Álvarez Rojas, residente en la isla, pero de paso por Sudáfrica, falleció el pasado día 13 de marzo, en un accidente automovilístico.
“Aun sin reponerme del dolor por perder a mi madre, me vi ante la muerte de mi hermano, desarmada y terriblemente deprimida”, escribió Álvarez Rojas en una carta para algunos amigos. Decidió llevar sus restos a la tierra natal y compartir tan dolorosa pérdida con sus familiares en Cuba.
Realizó todos los trámites burocráticos que exige Inmigración y Extranjería para entrar en la isla. Prorrogó su pasaporte, legalizó el certificado de defunción de su hermano y pagó todo los aranceles consulares. El pasado 23 de marzo, salió del continente africano y aterrizó en Cuba, a las 6 de la tarde del siguiente día.
Se sorprendió cuando una funcionaria de inmigración le dijo, en la taquilla, que no estaba permitida su entrada al país y no sabía los motivos. En una oficina aparte pidió que revisaran su nombre. En el año 2011entró 2 veces a Cuba, sin problemas. No vino a vacacionar. Su madre tenía cáncer terminal de hígado. “No puedes entrar, y punto, tu embajada en Sudáfrica es la responsable de explicarte los motivos”, contestó la funcionaria.
La oficial intentó descubrir por qué le negaron la entrada “¿Pagaste tus importes, en emigración, en Cuba?”, preguntó. “Sí”, contestó Laura. “¿Te fajaste con alguna persona?”, volvió a preguntar. “Nunca, ni antes ni después”, rebatió. “¿Saliste a pasear por algunos lugares?”, continúo interrogándola. “Mis paseos fueron al hospital, para transfundir a mi madre, a emigración, y al aeropuerto”.
En un bolso estaban los restos de Alberto. “A las personas que se le niegan la entrada a Cuba, no se les permite pasar equipaje”, agregó la funcionaria de inmigración. “Pídele a la embajada que mande los restos de tu hermano por valija diplomática”, le aconsejó la mujer.
Desesperada, llamó a su esposo, un médico “desertor” del sistema de salud cubano, que lleva aproximadamente 10 años trabajando en Sudáfrica. También llamó a su hermana, que la esperaba afuera, y al cónsul de su embajada. “Apaga el teléfono, no te puedes comunicar con nadie más”, le advirtió la oficial, quien, además, “Entró en rabia y me arrebató el teléfono”, agrega Álvarez Rojas.
Laura no dejó de insistir: “Me vieron como loca, hablando con todos los funcionarios, me encerraron en una oficina, y fue cuando alguien me cogió por el cuello, rompiéndome mi rosario”.
A pesar del maltrato y las agresiones físicas, continuó en su empeño: “Me arrodillé y les imploré que le dieran los restos de mi hermano a mi otra hermana, que estaba afuera. A mí, que me regresaran a Sudáfrica, no me importaba”.
Laura no lo consiguió. La montaron en el vuelo KL 02724, el mismo día, en el mismo avión que había llegado. Al piloto le informaron que era una ilegal, por delincuente, en Cuba. El hombre se enfureció cuando la joven le mostró sus papeles en orden, las cenizas de su hermano y el certificado de defunción de la embajada.
El piloto se quejó. No era la primera vez que pasaba. “Me mandaban para atrás sin pre-ticket para que en Holanda tuviera que pagar de nuevo mi ticket hacia Sudáfrica”, explica Álvarez Rojas. Pero el piloto se negó a montarla en el avión sin el boleto y advirtió que reportaría a Cuba ante su línea aérea, por abusos frecuentes a sus ciudadanos.
La tripulación se esmeró en atenderla. “Me hicieron sentirme como persona, ya que el tratamiento que recibí en mi país fue el de un animal. Yo no llevaba un perro muerto, yo llevaba a una parte de mi corazón”, afirmó Laura en un intento desesperado por buscar comprensión y solidaridad ante lo sucedido.
“No me dejaron llorar mi dolor con mis seres queridos, no dieron el derecho de abrazar a mi hermana, que lloraba desesperada del otro lado, y fui obligada a volver aquí con los restos de mi hermano, el corazón desarmado, la esperanza rota y la decepción más grande de mi vida”, concluyó.
Laura insiste en buscar una explicación en la embajada de Cuba en Sudáfrica, aunque sabe que no existe razón para lo inexplicable. Sin embargo, se equivoca cuando afirma que nadie puede entender lo que siente. Las autoridades cubanas tratan así a muchos de sus nacionales. Sin dudas un trato cruel, inhumano y degradante, pero habitual.

Monday, March 5, 2012

René González y su derecho a viajar a Cuba

Les recomiendo leer este magnífico post de Aguaya Berlín en Desarraigos Provocados sobre el pataleo del espía René González (uno de "los cinco") para viajar a Cuba.

Para mí es un derecho que no se le debe negar a nadie, sea cual sea su afiliación política, pero en el caso de René hay que considerar que todavía está cumpliendo su condena y en ningún país del mundo lo dejarían viajar en estas condiciones. Lo siento por su hermano enfermo. Me incluyo en el grupo de cubanos que ha perdido familiares sin poder viajar a la isla a verlos una última vez y es durísimo.

Eso sí, siempre me maravillo del descaro del gobierno cubano para defender los derechos de los que no pueden viajar, incluyendo los todos los ciudadanos norteamericanos que (pobrecitos) no pueden viajar a la isla, y a la vez viola el derecho de todos los cubanos residentes en el país o en el exterior a entrar y salir libremente.