Thursday, October 15, 2009

Nacionalidad, viaje, fuga

Dos buenas sobre el tema.

El primero lo he visto hoy en PD. La revista Convivencia publica un artículo muy interesante sobre la constante emigración cubana en los últimos cincuenta años y cuestiona la culpa y complicidad del gobierno de la isla en las fugas de sus ciudadanos. He aquí un fragmento:

¿Cómo entendemos que un gobierno que puede controlar el espacio aéreo para dos inofensivas avionetas, derribándolas, o puede hundir un remolcador repleto de mujeres y niños, no pueda parar el negocio creciente, eficiente y permanente de tráfico de personas, por las cuatro esquinas del país?

¿Cómo los ciudadanos simples pueden organizarse y logran lanzarse al mar en esas lanchas y el gobierno, con todo el poder y los recursos militares, de guarda fronteras no ha podido pararlos? Sólo detienen por tres días, como un muestreo, a algunos que luego, más rápido que tarde, “logran” escapar. La opinión de todos, dentro y fuera, lancheros y cubanos que “se tiran”, es que las autoridades cubanas no están haciendo lo que deben hacer para cuidar nuestras fronteras y evitar este éxodo masivo de bajo perfil y poca sonoridad. Si no fuera así, entonces ¿por qué la permeabilidad de nuestras costas es solo en un sentido: hacia fuera? O de lo contrario, ¿esa vulnerabilidad es en ambos sentidos? ¿No hay seguridad en nuestras costas? o ¿es que al no poder organizar un éxodo masivo de alto perfil mediático como Camarioca (1965), Mariel (1980) y la crisis de los balseros (1994), la nueva estrategia es sustituir esas grandes hemorragias arteriales por cientos de miles de sangrías diarias, capilares y silenciosas?

El que sigue, del blog de Al Godar, lo reproduzco en su totalidad.

La exigencia de viajar con pasaporte cubano para entrar y salir de la isla es discriminatoria e injusta. Se nos priva de los derechos que tenemos como ciudadanos de otros países.
La prepotencia y arrogancia con que los funcionarios del gobierno de Cuba tratan a los que se ven obligados a viajar como cubanos son inaceptables para los que hemos adquirido otras ciudadanías.
Lo que debía ser un motivo de orgullo se convierte en un impedimento para ejercer el derecho de entrar y salir al lugar donde nacimos.

La nacionalidad cubana es un vínculo que tenemos con el estado, pero como por el momento no se puede razonar con el gobierno que representa al estado cubano, habrá que esperar a que cambie el gobierno para poder materializar ese vínculo. Mientras tanto, mi nacionalidad sigue al lado de la nostalgia.

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