Magnífico post de Odette Alonso en Parque del Ajedrez sobre los viajes a Cuba, los permisos necesarios, los costos de los trámites y el abuso del gobierno cubano.
Por los mismos días en que el Ministerio del Interior de Cuba le negó el permiso de salida del territorio nacional a la blogera Yoani Sánchez para ir a recibir el premio “María Moors Cabot” que le otorgó la Universidad de Columbia en Nueva York, también les fue negado el permiso de viaje a mis tíos, quienes visitarían en Colombia a uno de sus hijos. Los señores, mayores de sesenta años, jubilados ambos, viajaron desde Santiago de Cuba a La Habana, con todo lo que de odisea tiene un traslado interprovincial en la isla, y durmieron en los portales de la embajada sudamericana para “sacar el turno” que les permitiera tramitar sus visas, las cuales finalmente obtuvieron.
Pero su ilusión duró poco: la oficina de Migración del MININT les comunicó que tenían prohibido salir de Cuba hasta el año 2011. ¿La razón? Que el hijo al que visitarían “traicionó la misión” —o sea, no regresó, “se quedó”, “desertó”—, por lo que se hizo acreedor a un castigo de varios años sin poder entrar a Cuba, extensivo a toda su familia, que no podrá salir de allí a ningún lugar del mundo durante el mismo período de tiempo. O sea, que el castigo es expansivo y se reparte como escarmiento.
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