Friday, October 2, 2009

Homenaje para una ausencia*

Las siete turistas decidimos reunirnos con "el resto" de mis hermanos en Cabaiguán, donde la Leydis y el Pablichi. La casa de Pozas es ideal. Caben todos los que sean y se facilitan las viandas, las bebidas, la "fibra". Además los García-Vasconcelos son expertos en fetecunes y alegrías. Cuando digo "el resto" me refiero a los posibles, los cuatro que viven en Camaguey: Lionel, Tatín, Fide y Edel. Pero resulta que son cinco y el quinto, que vive ahora mismo en Costa Rica tiene prohibida la alegría del encuentro familiar.

El transporte para ésta ocasión lo puso "el que puede", mi sobrino político en "su" camioneta. Además de ellos vino también mi sobrino-casi hermano Santi, Ergis, Elisnay y el más pequeño de la familia, el Edelito que conocería ese día a su tía palestina.

!Que fiestón!!Que comelona! Hasta a una fiesta de quince que hacían unos vecinos en medio de la calle nos fuimos a dar esa noche.

A pesar de todo, y muy a menudo, se ven en los ojos tristeza. Sobre todo cuando posan los hermanos para la foto y llamamos también a Santy, para que se incorpore. Pero en las bocas o en las mentes de todos está la presencia del ausente. Se sufre duro, y no es porque no está (no siempre podemos reunirnos todos) es que ese sufrimiento lleva rabia, incertidumbre: no se sabe si algún día va a estar y no se sabe por qué no está. Entonces la rabia llega también a la angustia. Yo sé que no ha habido ni podrá haber jamás una causa o motivo para que le hayan prohibido entrar a Cuba. Y siempre, inevitablemente, pienso que fue una persona (detrás de cada papel y disposición hay siempre una persona) como yo, como él. Si en lugar de persona se dice un funcionario también se entiende, pero en Cuba le decimos a este tipo de funcionario "un hp" y puede que no sea justo, no se sabe qué madre tiene o tuvo. Puede que sea una mujer buena, y es más, puede que ese funcionario sea un hijo más que bueno y un hermano buenísimo, pero si fuera más que bueno, nunca va a ser mejor hijo ni mejor hermano que Jorge Juan Sarduy Castellanos. Porque sencillamente él es inmejorable, es un superhermano. Yo nunca voy a entender, nadie nunca va a entender, por qué "alguien" o "algunos" se atribuyan el derecho de decidir que alguien se reuna y vea a sus seres más queridos, sobre todo si esa persona no ha delinquido nunca, si no tiene ninguna causa pendiente, si no le debe nada a nadie en ningún lugar del mundo. Encima de eso se ahorran hasta la más mínima de las explicaciones, todavía nadie nos ha dado ni una absurda razón, es como para enloquecer...

Yo me decidí un día por vivir con mi "palestino" en el otro lado del mundo. Puse, a mi pesar, muchas millas de océanos entre mis hermanos y yo. A veces tardo años en ir (cosas de la economía), sobrellevo y soporto mis gorriones y esto pasa porque tengo la certeza de que si un día enfrento un problema, de cualquier tamaño que sea, me puedo ir corriendo a buscarlos, que no hay distancia ni nada que lo impida. Ese consuelo me hace la vida suave. Saber que a mi hermano se lo han negado "sin ton ni son" me pega fuerte, me llena de impotencia y no sé dónde gritarlo. Los doce crecimos tan unidos a pesar de no pertenecer a las mismas generaciones que no nos concebimos si no es así. En esa "piña", como nos enseñó la Meli. No vamos a perder la esperanza, sobre todo los que están en Cuba, que alguien, muy pronto, descubra lo injusto que se ha sido y que mi hermano esté junto a la gente a la que pertenece, siempre que él pueda y lo decida. Y que no haya "agüita" innecesaria en los ojos de sus seres queridos...


* Esta historia me la hizo llegar uno de sus protagonistas, Jorge Juan Sarduy. Estoy reproduciendo el post del blog de su hermana, Nelala Amman, que como ella misma se define en su blog, es una "cubana que se transcultura en Jordania, que enseña español en el Instituto Cervantes de Ammán y hace deberes de esposa y madre de tres hijos".

3 comments:

Anonymous said...

Hacer sufrir y padecer, machucar a todo un pueblo, ese ha sido el mayor logro de nuestro senor emperador. Dios no lo podra perdonar jamas.

Gracias Veronica por "tus" vivencias, un abrazo,

Alcides

Anonymous said...

Es una separación tan horrible que le ha impuesto el castrismo al pueblo cubano.

Evidencias said...

Así hay miles de familias que nunca pueden estar juntos ni en las buenas ni en las malas, por la voluntad de un gobierno desgastado y autoritario.

Saludos, queridos Alcides y Armienne.

Andaba por México, de vacaciones, y por eso no les había comentado nada.