-Se ha intentado dar una imagen de mayor apertura.
-Sí, por supuesto. ¿Tú sabes que el cubano no tiene derecho a Internet? Se habla mucho de las escuelas y los hospitales. ¿Sabes que si tienes que ir al hospital debes llevar tu propia bombita de luz y sábanas? Y las tienes que robar porque no te las venden tampoco. Un ejemplo clarísimo: irse de Cuba es legal, tanto que existe un departamento de Emigraciones. Tú vas allí, hablas con las autoridades y dices que te quieres ir. Ellos te contestan que está todo bien pero que necesitas una visa de algún país que te acoja. Bien, vas a la embajada de Uruguay y solicitas la visa. Y allí, o en cualquier otra, te dicen muy bien, tráigame el pasaporte y se la damos. Entonces vuelves a Emigración y dices: me dan la visa para Uruguay pero necesito el pasaporte. Entonces te contestan: `y nosotros para darte el pasaporte necesitamos la visa`. Es tremendo: si no tenés visa no te dan pasaporte, y si no tenés pasaporte no te dan visa. ¿En qué ha cambiado Cuba entonces? Recientemente envié una carta al Congressional Black Caucus (representantes de la raza negra del congreso norteamericano) que viajaron a la isla y a la vuelta señalaron que no vieron nada de los atropellos que se hablan. Y yo les pregunto: `¿Cómo van a ver algo sentado en la piscina del hotel Viviana o almorzando en el Palacio de Gobierno?` No hay peor sordo que el que no quiere oír. Eso ha sido la historia del mundo, es muy triste. He conocido gente hasta hoy que dice que el Holocausto es un invento de `los judíos éstos`. Documentado y todo, la gente dice que es mentira.
-Bueno, se habla por ejemplo de Hilda Molina, a quien el gobierno castrista dejó ir a Argentina a vivir con su hijo y nietos.
-En eso estoy indignado con las Madres de Mayo que no tuvieron la decencia, por lo menos, de callarse, y señalaron que había sido un acto generoso que la soltaran. ¡Oye! Es un derecho de cualquier persona.
-Si tuviera todas las garantías, ¿tocaría para los cubanos en la isla bajo este régimen?
-No, ni pensarlo. Es como que los judíos hubieran ido a tocar a la Alemania nazi. Ya eso lo hice bastante, cuando aún vivía allá. Ahora no. Por supuesto que mi sueño dorado sería ir a tocar, bajo otras circunstancias, y dedicar el concierto a Celia Cruz. Ella afirmaba que nunca regresaría a Cuba mientras estuviera "ese señor", como le decía. Pero su madre, en el lecho de muerte, pidió por ella. Celia fue a la embajada a solicitar un permiso y se lo negaron. Me dijo: `Fue la peor humillación que sufrí en mi vida`.
-Sí, por supuesto. ¿Tú sabes que el cubano no tiene derecho a Internet? Se habla mucho de las escuelas y los hospitales. ¿Sabes que si tienes que ir al hospital debes llevar tu propia bombita de luz y sábanas? Y las tienes que robar porque no te las venden tampoco. Un ejemplo clarísimo: irse de Cuba es legal, tanto que existe un departamento de Emigraciones. Tú vas allí, hablas con las autoridades y dices que te quieres ir. Ellos te contestan que está todo bien pero que necesitas una visa de algún país que te acoja. Bien, vas a la embajada de Uruguay y solicitas la visa. Y allí, o en cualquier otra, te dicen muy bien, tráigame el pasaporte y se la damos. Entonces vuelves a Emigración y dices: me dan la visa para Uruguay pero necesito el pasaporte. Entonces te contestan: `y nosotros para darte el pasaporte necesitamos la visa`. Es tremendo: si no tenés visa no te dan pasaporte, y si no tenés pasaporte no te dan visa. ¿En qué ha cambiado Cuba entonces? Recientemente envié una carta al Congressional Black Caucus (representantes de la raza negra del congreso norteamericano) que viajaron a la isla y a la vuelta señalaron que no vieron nada de los atropellos que se hablan. Y yo les pregunto: `¿Cómo van a ver algo sentado en la piscina del hotel Viviana o almorzando en el Palacio de Gobierno?` No hay peor sordo que el que no quiere oír. Eso ha sido la historia del mundo, es muy triste. He conocido gente hasta hoy que dice que el Holocausto es un invento de `los judíos éstos`. Documentado y todo, la gente dice que es mentira.
-Bueno, se habla por ejemplo de Hilda Molina, a quien el gobierno castrista dejó ir a Argentina a vivir con su hijo y nietos.
-En eso estoy indignado con las Madres de Mayo que no tuvieron la decencia, por lo menos, de callarse, y señalaron que había sido un acto generoso que la soltaran. ¡Oye! Es un derecho de cualquier persona.
-Si tuviera todas las garantías, ¿tocaría para los cubanos en la isla bajo este régimen?
-No, ni pensarlo. Es como que los judíos hubieran ido a tocar a la Alemania nazi. Ya eso lo hice bastante, cuando aún vivía allá. Ahora no. Por supuesto que mi sueño dorado sería ir a tocar, bajo otras circunstancias, y dedicar el concierto a Celia Cruz. Ella afirmaba que nunca regresaría a Cuba mientras estuviera "ese señor", como le decía. Pero su madre, en el lecho de muerte, pidió por ella. Celia fue a la embajada a solicitar un permiso y se lo negaron. Me dijo: `Fue la peor humillación que sufrí en mi vida`.
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