Wednesday, January 20, 2010

Enrisco: El salvoconducto

Sergio ahora es un feliz padre de tres hijos con los que vive en un pequeño pueblo del norte del estado de Nueva York la existencia apacible y ajustada de un operador de montagacargas. Pero no siempre fue así. En Cuba desde siempre había soñado con escaparse a un país donde no fuera un crimen llevar el pelo largo y escuchar a su grupo favorito. Vio su oportunidad en abril de 1980 cuando decidió entrar en la embajada del Perú junto a otros diez mil que para escapar tendrían otras tantas razones. (Nunca se ha contado con suficiente detalle la locura de que diez mil personas apiñadas durante semanas en dos mil metros cuadrados pero basta pensar en la proporción de cinco personas por metro cuadrado para hacerse idea de aquél purgatorio). Semanas más tarde hubo pacto con las autoridades: se les otorgaría un salvoconducto a los que salieran de la sede diplomática para esperar en casa su salida posterior hacia Estados Unidos o por terceros países. Pero el futuro padre de familia todavía debía esperar hasta agosto para cumplir la mayoría de edad y el padre no se atrevió a firmar la autorización para que se marchara. La policía no esperó más y lo envió tres años a prisión por los delitos que podría cometer si dejaban en la calle a alguien tan frustrado con su suerte.


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2 comments:

Lori said...

Este caso no fue aislado o único, pues mi hermano sufrió prisión por 6 años por penetrar conjuntamente con novecientos noventa y nueve mil cubanos en la Embajada peruana, con la esperanza de escapar de la isla prisión de los Castros. Lo más lindo es que querían escapar para cualquier lugar, no importaba donde. A mi hermano le dieron un salvoconducto después de pasar como veinticinco días dentro de la Embajada. Lo fueron a buscar dos tipos vestidos de civil en un Lada color amarillo y se presentaron en casa como los que transportarían a mi hermano hasta el centro de recepción que en ese momento era el "Fontán" en la playa de Marianao. No supe más de mi hermano y lo buscaba mi hermana en cada embarcación que arriba en Miami procedente de Mariel. Finalmente, por una nota que mi hermano escribió clandestinamente y que me hizo llegar por el familiar de otro recluso supe había sido secuestrado y encerrado en la tristemente célebre Villa Maristas. Posteriormente lo encarcelaron en la prisión del Combinado del Este.Fue sancionado a cinco años de privación de libertad. Posteriormente fue sancionado de nuevo por la chivatería de un preso común porque pintó una bandera americana. Muchas cosas me quedan por decir , pero llegará el momento de pedir justicia. Está prohibido olvidar. Para que no se repita.

Evidencias said...

Ay Lori, como habrán sufrido, tu hermano y toda la familia... es terrible.