María Elena Morejón dejó un mensaje hace unos días en uno de los post de este blog en el que se refería a cómo el gobierno cubano la ha hecho sufrir separándola de su familia.
Seguí su sugerencia y me puse a buscar en Internet sobre su caso. Entre las cosas que encontré está este reporte de Human Rights Watch que he traducido al español.
En los días que siguen, iré traduciendo y posteando los demás casos.
Seguí su sugerencia y me puse a buscar en Internet sobre su caso. Entre las cosas que encontré está este reporte de Human Rights Watch que he traducido al español.
En los días que siguen, iré traduciendo y posteando los demás casos.
A la científica María Elena Morejón le tomó 2 años lograr la salida de su hijo de Cuba después de que su esposo, Israel Perú Castro, se quedara en Austria en 2000. Su caso, en el que ella y su hijo estuvieron separados por las acciones de su esposo, ilustra la naturaleza de los castigos que impone Cuba a sus ciudadanos a través de las restricciones en los viajes.
Morejón viajó con su esposo y su pequeño hijo a finales de los 90 a Austria, dónde la pareja representaba a Cuba en la Agencia de Energía Atómica. Cuando su esposo decidió desertar, al final del periodo autorizado para el viaje, ella lo abandonó y regresó a Cuba con el niño. Ya en Cuba, se casó con un alemán y en 2001, obtuvo visas para viajar a Alemania para ella y para su hijo, y así poder encontrarse con su esposo en ese país. Pero el gobierno cubano no le concedió el permiso de salida a su hijo, que en aquel entonces tenía cuatro años, debido a que el padre de este había desertado.
En octubre 2001, Morejón envió una carta a la oficina de inmigración del municipio habanero 10 de Octubre, pidiendo permiso para que dejaran salir a su hijo. Cómo no recibió respuesta, fue en persona a dicha oficina y le presentó al oficial a cargo documentos que demostraban que la salud de su hijo era delicada y que debía permanecer al lado de su madre. El oficial le aseguró que su caso sería tratado como “excepcional” y que sus papeles serían procesados en menos de tres meses.
En diciembre, Morejón viajó a Alemania sin su hijo, después de que un conocido que trabajaba en el MININT le dijera que era más fácil que dejaran salir a su hijo si ella abandonaba el país. Todavía en abril 2002 ella no había recibido noticias sobre el permiso para viajar del niño, por lo que envió a un familiar a hablar con un oficial de inmigración, que le dijo que el permiso de salida de su hijo sería concedido pronto. Este mismo familiar también visitó la oficina nacional de inmigración y allí recibió la misma respuesta.
Convencida de que su hijo pronto podría salir, ella volvió a Cuba para regresar con él a casa. En ese mismo tiempo se enteró de que su hijo era castigado a no salir de la isla debido a la deserción de su padre. El 25 de abril Morejón se reunió con un oficial de inmigración de la oficina nacional y este le dijo que la ley era que cualquiera que tuviese familiares desertores tenía que permanecer cinco años si poder salir del país. “La Revolución tiene que defenderse”, fueron las palabras del oficial, “si hay desertores en la familia, sus miembros son retenidos en Cuba al menos cinco años”. Al mismo tiempo, él le aseguró que su caso sería reexaminado y que podría tener resultados positivos en dos meses. Sin embargo, ella necesitaba enviar cierta información adicional y así lo hizo el 30 de abril.
En junio, Morejón regresó a Cuba para hacer presión sobre su nuevo pedido, pero le dijeron que su caso había sido transferido al MININT. En una reunión el 21 de junio, un oficial de este ministerio le dijo que regresara a Alemania y que en agosto seguramente tendría una respuesta favorable. Después de eso, ella continuó haciendo llamadas a diferentes organizaciones gubernamentales desde Alemania para averiguar sobre su caso. El 23 de noviembre, la oficina de inmigración de 10 de Octubre citó a los padres de Morejón a una reunión en la que les aseguraron que lo único que faltaba para resolver el caso era una Carta de Invitación. Con la carta en mano, sus familiares comenzaron a hacer visitas semanales a las oficinas de inmigración, dónde siempre les decían que este caso tenía que ser aprobado a niveles superiores.
Aún pasaron meses sin que recibieran la aprobación. El 18 de febrero de 2003, Morejón habló por teléfono con el oficial de inmigración nacional que previamente le había explicado la ley del gobierno sobre familiares de desertores. Su reacción fue aún más severa que antes. Le dijo que “su única elección” era regresar a Cuba y esperar con su hijo hasta que el gobierno determinara que sus regulaciones habían sido cumplidas. “Trataremos de que sean menos de cinco años” le dijo, “pero no me llames más porque no tengo más tiempo para tu caso”.
El 1ro. de marzo de 2003, Morejón le escribió al Embajador de Cuba en Alemania, advirtiéndole que haría público su caso si a su hijo no lo dejaban salir de inmediato. Como no recibió respuesta, ella comenzó una campaña internacional sobre su caso. Contactó al Miami Herald, que publicó su historia; así como oficinas de embajadas de otros países en Alemania; viajó al Vaticano para pedir por su caso; también a Ginebra, para contarles sobre su situación a abogados de derechos humanos y a otros asistentes a la reunión anual de la comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
El 26 de junio de 2003, sus padres la llamaron para decirle que finalmente, el permiso de salida de su hijo había sido aprobado el día 16 y que pronto podrían estar juntos en Alemania.
Los esfuerzos para tener a su hijo a su lado, causaron enormes pérdidas a Morejón y toda su familia, no sólo sentimentales, sino también de tiempo y dinero. Su familia pasó por dos años de miedo en los que el gobierno cubano “trató de sentenciar a mi hijo a ser un huérfano aunque sus padres vivieran”, según las palabras de María Elena Morejón.
7 comments:
esta fuerte esta historia que vivio Marielena, increible, siempre es poco lo que hay que contar de esta terrible situacion; gracias
besos Vero
Dios mio que HORROR: “La Revolución tiene que defenderse”
¿De quién? ¿De un niño? Son una plaga....
Niurki
Es que los niños de "desertores" son peligrosìsimos; vaya, pequeños monstruos imperialistas...
Como ese caso a un montón.
Al menos yo conozco a un médico q tuvo un hijo con una alemana y no lo dejaron salir de Cuba por más de 5 años, porque sencillamente era médico, ni siquiera era un médico importante sino un Medico General.
Tuvieron a la niña viajando de Alemania a Cuba por temporadas hasta que les dió la gana y le dieron la liberacion.
Y el millon de casos más donde los padres no tienen tanto dinero ni influencia para mover contactos y sacar a sus hijos y tienen q joderse.
Por eso mi hijo es extranjero y no quiero que sea cubano ni jugando.
Por esos chantajes es q la gente en Cuba se queda callada, pues no tiene precio que te mantengan lejos de tu familia.
No se hasta cuando, la verdad.
Claro que es chantaje, no solo para que los que viven en la isla se queden callados, sino tambien los que vivimos en el exterior y queremos volver a estar con nuestra familia.
Sin embargo con el caso de Elián sí que movieron la colita... increíble!!!!
Hola a todos:
Es cierto que fue un tiempo terrible, recuerdo que me ponía la almohada en la cara y gritaba cuando llegaba de lavar platos en un restaurante donde me dieron empleo para ganar algo que me permitiera moverme por el mundo.
Creo que vale aclarar que no tenía influencias ninguna, más allá de gente que me tendió la mano cuando supo de la noticia por la prensa. y el miedo de mno poder ver más a mi hijo lo que me empujaba a hacer esos contactos.
La que cuenta HRW es por arribita... ese tiempo implicó huelgas enfrente de oficinas, amarrarme en una columna en el Vaticano hasta que alguien me recibiera, cartas y más cartas y tocar las puertas mas inimaginables.
En mi caso los contactos con oficiales de inmigración dentro de Cuba fueron acompañados de amenazas de denuncias en las Naciones Unidas por violación de los Derechos de los Niños (que cumplí) y eso implicó que me prohibieran volver a entrar y no dejar que mi hijo saliera ni de vacaciones.... luego... tenía que luchar cada dia y cada segundo o renunciar a verlo otra vez... porque hay que tener en cuenta que la cuestión la ponían que era por mi ex-esposo, pero la realidad era que la medida la tomaban contra mí porque era Ingeniera especialista en seguridad nuclear y no querían que saliera de allá, además de "mi mal comportamiento en la cuadra"... era una chica mala en Cuba...
Pero lo tengo conmigo hace ya casi 6 años y lo disfruto cada segundo, es un ni ño integrado y feliz y sobre todo consciente de que es cubano, a mucha honra y ayuda a su madre en todo lo que puede en su lucha contra la dictadura,,, entre otras cosas para poder ver otra vez a su familia y que no le pase lo que con su abuelito y primita a los que nunca más pudimos ver y a los que algún día podremos visitar en sus lechos finales.
Dejo constancia de que pueden contar conmigo en todo lo que sea necesario para denunciar casos como estos y proporcionar los caminos que un día se me abrieron a mi.
Un abrazo
Maria Elena
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