Friday, June 19, 2009

El ejemplo de Hilda Molina


Viernes 19 de junio de 2009

El caso de la neurocirujana Hilda Molina, es sólo uno de los miles que existen en Cuba, un país cuyos habitantes han perdido sus derechos y deben contar con el “favor” del gobierno para poder abandonar la isla. Fueron muchos los factores que influyeron para que el régimen castrista aceptara que la científica pudiera viajar a la Argentina a fin de reunirse con su madre -que se encuentra en grave estado de salud- con su hijo y con sus nietos.

Por un lado la gestión de nuestro gobierno nacional y por el otro, la presión ejercida por la Iglesia Católica cubana. La propia Hilda Molina se vio obligada a enviarle una carta personal a Raúl Castro, en la que hacía el juramento de que retornaría a Cuba una vez que se reuniera con su madre y observara su estado de salud.

Se trata de situaciones incomprensibles en un mundo globalizado, donde los derechos individuales se respetan también en aquellos países que hasta no hace mucho tiempo se encontraban bajo la órbita del comunismo. La caída del Muro de Berlín cambió la situación del mundo y hasta la China produjo un cambio positivo.

Una situación que no se vive en Cuba, aún cuando su principal “enemigo”, Estados Unidos, va modificando su actitud hacia la isla, al anunciar que levantará su base en Guantánamo, que flexibilizará el bloqueo económico que mantuvo por décadas y que hasta brindó el apoyo para que la OEA abriera las puertas para que ese país retorne a la organización.

Al gobierno cubano se le van agotando las excusas para mantener una estructura absolutamente criticable respecto de los derechos de sus habitantes y cada vez son más las presiones que exigen una apertura democrática, situación en la que se encuentran también aquellos que defendieron en reiteradas oportunidades la posición cubana ante los organismos internacionales.

Hilda Molina tiene una historia singular. Científica brillante, realizó en 1988 un trasplante de tejido cerebral en un feto recién abortado, a un enfermo de Parkinson. Fue la primera operación de ese tipo que se realizó en Cuba y la tercera en el mundo.

Fue una ferviente defensora de la revolución y resultó elegida diputada por sus buenas relaciones con Fidel Castro. En ese marco, fundó el Centro Internacional de Restauración Neurológica, una institución de vanguardia para su especialidad en el mundo, pero ese fue también el motivo de su alejamiento del “comandante” y de sus vicisitudes posteriores.

Molina era partidaria de que los quirófanos de su centro estuvieran a disposición de los pacientes cubanos, mientras el régimen castrista estimaba que la atención de enfermos del exterior le serviría para hacer importantes ingresos en dólares. Allí terminó todo.

Molina rompió su carnet del partido y Castro la declaró su enemiga. No se puede hablar entonces de que Hilda Molina no coincidiera con los principios de la revolución y sí se puede asegurar que su único pecado fue simplemente decir no a una orden del comandante.

No es la única que sufre persecuciones o atropellos a su libertad. Son miles los cubanos que esperan la ansiada “tarjeta blanca”, que otorga el gobierno, para poder salir de la isla. Para conseguirla, deben contar con una carta de invitación legalizada del país al que desean viajar y, para hacerlo, deben costearse trámites que superan los 400 dólares, lo que les significa varios meses de trabajo. Peor aún, si el viajero decide no volver, transcurridos once meses el Estado le confisca todas sus propiedades.

Resulta admirable la valentía con que Hilda Molina denuncia la situación por la que atraviesan los cubanos, valentía que se multiplica cuando se conoce que volverá a la isla, ya que fue una promesa que le hizo el gobierno cuando le otorgó la visa para salir del país. Es valiosa la gestión que realizó la presidenta argentina y fundamental la que efectuó la propia Iglesia Católica cubana.

Pero es hora de que la comunidad internacional, a través de sus gobiernos, ejerza la presión necesaria para que se produzca un cambio en aquel país y que se respeten -como solicitó públicamente Hilda Molina- tres conceptos fundamentales: la unidad de la familia por ser base de la sociedad, el respeto a la libertad y a los derechos de los ciudadanos (incluyendo en éste el de elegir sus autoridades).

Sólo eso.

Nada más, ni nada menos.

7 comments:

Anonymous said...

Hasta cuándo tendremos que depender de las concesiones y el beneplácito del gobierno para ser personas? Por qué otros tienen que interceder para que nos den lo que es nuestro por derecho?
La nene

Anonymous said...

Molina, ha roto parte de la mentira del castrismo y está exponiendo uno de sus más horrendos crímenes: separar hijos de padres.

Maria Elena Morejon said...

Hola amigos.

Discrepo de los comentarios, no 100% pero si en gran medida.
Primero, la Dra. Hilda Molina no está denunciando de manera valiente lo que pasa en Cuba, más bien, como buena víctima refleja el Síndrome de Estocolmo al agradecerle a Raúl Castro y al gobierno cubano por su salida, cosa que en boca de una mujer inteligente y conocedora de los desmanes de Castro suena demasiado increible.

Creo que Hilda Molina es el peor ejemplo que se pueda seguir, si nos guiamos por sus comentarios a su salida y no vengo con crícas sin haber sido una víctima también de la dictadura castrista.
Si ponen mi nombre en google verán lo que me hicieron y me están haciendo sufrir, pero jamás les daría las gracias ni diría que no "tengo nada contra ellos".
Tengo contra ellos el haberme arrancado a mi hijo de 5 años más de dos .
Tengo contra ellos el no haberme permitido entrar a despedirme de mi padre, de mi sobrina mayor, de mi abuela.
Tengo contra elos el dolor del destierro.
Yo creo que los cubanos debemos aprender a mirar con más claridad las cosas.

Un saludo fraternal

Maria Elena Morejón said...

Bueno, pues según los articulistas, solo hay que enviarle cartas a Raúl y con eso ya se resuelve todo....

Que manera de distorcionar las realidades en Cua......

Los familiares de los presos políticos en Cuba tal vez no sabrán la dirección de Raúl..

Tal vez las cartas que les envié en 2003 tenían la dirección equivocada...

Sres: Funcionaron los intereses ocultos de los Kirchener con la dictadura, ya se aburrieron de Hilda Molina, además lograron hasta vender una cara más humana de Raúl que "por la carta escrita por esta Sra" le dio el permiso de salida...

Nada.... que la prensa internacional siempre se ha mofado de los cubanos y cada detalle sirve para engrosar sus intereses.

Saludos

Evidencias said...

Querida María Elena, entiendo que el título de este artículo no se refiere a que la Dra. Molina sea un ejemplo o no para nosotros -detalle en el que no voy a entrar, puesto que el objetivo de este blog es denunciar las violaciones del derecho a entrar y salir de Cuba, no juzgar las acciones de nadie- sino un ejemplo de cómo el gobierno cubano retiene a sus ciudadanos, que necesitan de un permiso para poder salir del país.
Por lo que he visto en la prensa, Hilda Molina no se ha encargado sólo de dar gracias a Raúl Castro; y a veces me da la impresión de que comenta lo de la carta con toda la intención, como muestra del “absurdo” que implica la petición de dicho permiso y que para eso tenga que entrar en el juego el presidente del país. Hoy mismo leía esta entrevista... http://www.abc.es/20090622/internacional-iberoamerica/podia-salir-cuba-porque-20090622.html
Pero bueno, todo depende del color con que se mire y lo mejor del mundo es que todos interpretemos diferente las cosas y podamos expresarlo. Si mi padre y yo te contáramos ahora como fue nuestro viaje en barco de Cuba a los cayos de la Florida en el 94, no podrías creer que se trata de lo mismo.
De todos modos, tal vez no sería descabellado que todos escribieran cartas a Raúl y las hicieran publicas.
Busqué tu nombre en Google como sugerías y he leído sobre la separación de tu hijo, a la que te condenó el gobierno de la isla. Admiro tu valentía. Me imagino lo que tienes que haber pasado todos esos años y nadie te puede pedir que perdones. Si además has perdido a otros miembros de tu familia sin poder regresar a nuestro país, menos.
Me alegro mucho que por fin pudieras reunirte con tu hijo.
Buscando tu historia, he encontrado otras muy interesantes en la web de Human Rights Watch; todas serán motivo de post y denuncia en este blog. Gracias.

Evidencias said...

Querida Armienne, así mismo es. El caso de la Dra. Molina deja muy mal parado al gobierno cubano.

Nene, no se hasta cuando, pero en la medida que todos dejemos de callar, seguro que nos acercaremos más a ese día.

Anonymous said...

La Dra. Molina no salio de Cuba gracias a una gestion del gobierno argentino, que si existio, fue hace cinco meses y no tenia fecha de cumplimiento. Hilda Molina pudo salir de Cuba por el delicado estado de salud de su madre, de 90 años, ingresada en Buenos Aires con un pronostico medico reservado, y por las gestiones de una institucion religiosa con sede central en Roma que tiene mas de 2000 años.