Cada día se atiende en el Consulado en La Habana a unas 325 personas y se estima que, antes de que concluya 2010, se habrán registrado más de 150.000 peticiones.
Formalmente, las quejas se refieren al hecho cierto de que la tramitación de tantos expedientes ha aumentado también el volumen de trabajo de los organismos oficiales cubanos, como el Registro o el Ministerio de Relaciones Exteriores, a los que los peticionarios tienen que dirigirse para obtener o legalizar documentos, entre ellos los que acrediten la entrada de sus padres o abuelos en el país.
Al régimen de Cuba no les agrada el ambiente que se ha creado en el país, tras la puesta en marcha del proceso que, gracias a la Ley de Memoria Histórica, permite a los nietos de españoles obtener la nacionalidad española. La gran afluencia de demandantes en los consulados provoca malestar en las autoridades castristas, que así se lo han hecho saber al Ejecutivo español, según se informó a ABC en fuentes solventes.
Formalmente, las quejas se refieren al hecho cierto de que la tramitación de tantos expedientes ha aumentado también el volumen de trabajo de los organismos oficiales cubanos, como el Registro o el Ministerio de Relaciones Exteriores, a los que los peticionarios tienen que dirigirse para obtener o legalizar documentos, entre ellos los que acrediten la entrada de sus padres o abuelos en el país.
Mala imagen
Sin embargo, además de por estos motivos burocráticos, las autoridades cubanas se muestran incómodas porque no les favorece nada la imagen de sus conciudadanos en las colas ante los consulados españoles, aspirando a obtener un documento que, en muchos casos, desean para abandonar el país, ante la falta de expectativas políticas y económicas. Los cubanos con posibilidades de lograr el objetivo de ser españoles han puesto en marcha su conocida capacidad para «resolver» y conseguir los documentos que necesitan para ello.
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3 comments:
Verónica.
Yo tampoco he vuelto a Cuba en 24 años y no espero volver hasta que no sea libre.
España ha hecho bien al reconocerle ese derecho de los nietos de españlos.
El problema es de la dictadura castrista que tiene que enfrentar la realidad: nadie los quiere.
Armienne, yo también trataría de hacerme española si todavía viviera allá.
Es lógico porque el cuerpo humano tiene un límite.
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