El músico Javier Fernández, casado con una gallega y con dos hijas, inició el pasado viernes una huelga de hambre ante el Consulado de Cuba de Santiago de Compostela para solidarizarse con la familia del disidente Orlando Zapata Tamayo y exigir la liberación de los presos políticos de la isla, además de la apertura de un proceso de transición hacia la democracia y el diálogo político plural en su país.
«Hacemos esto por voluntad propia; no soy un esclavo», explica Javier, al que acompaña un amigo. «No es justo que una persona dé su vida y se le entierre de la forma en que se le enterró, ni que los medios de comunicación en Cuba no le hayan dado el calor que merecía. No tiró con Fidel, no fue a la guerra con Fidel, pero es un mártir del pueblo cubano. Es mi hermano».
Fernández cree que el papel de los gallegos y españoles en la situación política de la isla debe variar: «No puede ser que vayan a Cuba a invertir y el pueblo esté pasando por lo que está pasando. No les pido que se comprometan con su vida, solo que denuncien». El músico, que asegura estar dispuesto a todo («si mi mamá tiene que llorar, que sea la última», dice), fue desalojado por la Policía del edificio en obras próximo a la delegación cubana donde se encontraba minutos después de hablar con ABC.
Cree que fue el propio consulado, que retuvo su pasaporte nueve años, el que llamó. «Pido cambios, que el cubano, cuando salga, sea de visita. Esta generación pide a gritos su papel. ¿Por qué le han robado ese derecho?».
Tomado de ABC.
«Hacemos esto por voluntad propia; no soy un esclavo», explica Javier, al que acompaña un amigo. «No es justo que una persona dé su vida y se le entierre de la forma en que se le enterró, ni que los medios de comunicación en Cuba no le hayan dado el calor que merecía. No tiró con Fidel, no fue a la guerra con Fidel, pero es un mártir del pueblo cubano. Es mi hermano».
Fernández cree que el papel de los gallegos y españoles en la situación política de la isla debe variar: «No puede ser que vayan a Cuba a invertir y el pueblo esté pasando por lo que está pasando. No les pido que se comprometan con su vida, solo que denuncien». El músico, que asegura estar dispuesto a todo («si mi mamá tiene que llorar, que sea la última», dice), fue desalojado por la Policía del edificio en obras próximo a la delegación cubana donde se encontraba minutos después de hablar con ABC.
Cree que fue el propio consulado, que retuvo su pasaporte nueve años, el que llamó. «Pido cambios, que el cubano, cuando salga, sea de visita. Esta generación pide a gritos su papel. ¿Por qué le han robado ese derecho?».
Tomado de ABC.
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http://www.cubamatinal.com/Opiniones.cfm?OpinionID=530
Gracias.
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