Wednesday, May 20, 2009

¿Quién es el especulador en La Habana? o Si te fuiste perdiste... y si te quedaste, también

Foto de: Fotos desde Cuba


El pasado 18 de mayo, en su post Una mirada simple, Yoani Sánchez se preguntaba ¿por qué siguen en pie los permisos de entrada y salida de Cuba?:

La respuesta que se me ocurre viene de una cuestión sencilla: ¿Qué pensará mi vecino –militante del partido comunista y que nunca ha sido enviado a un viaje oficial- si yo lograra cumplimentar mis invitaciones al extranjero? Qué va a quedar de su “fidelidad” ideológica al comprobar que ya la incondicionalidad no es requisito indispensable para poner un pie fuera de Cuba. Será un golpe duro para él ver llegar, cargados de regalos, a todos aquellos que ahora están en la lista negra de los que no pueden entrar a Cuba.

Si aplaudir ya no genera el privilegio de poder comprar un refrigerador nuevo, pasar un par de semanas en la playa o recibir un viaje de estímulo a los países de Europa del Este ¿qué ventaja tendrá entonces mantener la máscara? Sólo me queda concluir que el permiso de salida o entrada al país es uno de los últimos diques de contención para que las aguas del comportamiento libre no arrasen con todo. El miedo a no recibir la “tarjeta blanca” ha quedado como una de las pocas razones para seguir simulando.


Por supuesto que es un mecanismo de control dentro de la isla, y de eso son ejemplo la misma Yoani Sánchez, Edgar López, Hilda Molina, los casos más conocidos de entre varios miles de personas en Cuba que, con una visa de entrada a otro país son retenidos dentro del suyo. La gran mayoría de estos ciudadanos no se atreven a levantar la voz para reclamar su derecho a abandonar el país por miedo a una negación definitiva, o, en muchos casos, sencillamente por desconocimiento de sus derechos civiles, por suponer, que esos mecanismos son así, como lo son otros muchos. (¿Cómo podría ser de otro modo en un país donde también la información sobre los mecanismos institucionales, legales y ciudadanos de otros países es censurada y donde la población carece de puntos de comparación al respecto?) A veces, ni siquiera sus familiares en el exterior son capaces de denunciar tal violación, con la esperanza de que les den la salida.

Salir del país es uno de los sueños más preciados de los cubanos que viven dentro de la isla desde hace muchos años y está claro que el gobierno usa su poder: juega y hace jugar a que un buen comportamiento (y ya sabemos a lo que nos referimos con ello) trae su recompensa.

Pero hay, creo, otras razones para que se mantengan en pie estas restricciones; razones que habitualmente vislumbramos, más que como motivos, como resultantes colaterales, pero que, de pronto me da por pensar que podrían tener la misma importancia.

En primer lugar, el gobierno cubano trata de controlar la salida de personas que han ocupado altos cargos en el gobierno y/o han vivido cerca de sus máximos representantes. Me refiero, por ejemplo, algunos de esos que vemos a diario con María Elvira y Oscar Haza, mostrando fotos de los privilegios de la clase gobernante cubana, contando como viven los Castro dentro de una sociedad que ha sido mercadeada como una sociedad de igualdad de derechos. La mayoría de estas personas cuentan que han salido en misiones oficiales y han desertado, han usado pasaportes falsos o han abandonado la isla ilegalmente.

Por otro lado está la necesidad de una autorización para emigrar, que permite a los gobernantes de la isla, tener una masa de población dispuesta a abandonar el país como sea y que puede ser utilizada para eliminar presiones sociales y políticas cuando la situación dentro del país se pone “caliente”, como sucedió en los éxodos del 80 o el 94.

Para el caso del permiso de entrada ello va más lejos, y no sólo geográficamente. Se mantiene como un arma para “sancionar emocionalmente” a los desertores y convertirlos en una especie de ejemplo ante el resto de sus compatriotas, vivan donde vivan. Un desertor no puede regresar antes de los 5 años según una ley que no está escrita en ninguna parte y por lo tanto el tiempo de “castigo” se puede estirar ad infinitun. Incluso podría pensarse que no es más que una variante actualizada de las sanciones que se imponían en Cuba -antes que los “gusanos” convertidos en “mariposas” comenzaran a visitar la isla- a quienes se carteaban o “mantenían relaciones” con familiares en el extranjero. Familiares que hoy son fuente de ingresos para sus familias en la isla… y para el gobierno, tanto si van, como si no los dejan ir.

Vivir fuera no te convertirá en un ciudadano totalmente libre si pretendes regresar a Cuba o si tienes familia en la isla y esperas su salida.

Un ejemplo claro es el de los profesionales que salen en misión oficial y no pueden llevar con ellos a sus familiares, manteniéndolos separados de ellos por los años que dure dicha misión. Eso, sin entrar en detalles del control que se ejerce sobre su persona y de que muchas veces están casi prisioneros en alguna vivienda y son vigilados y hasta escoltados a su centro de trabajo, como yo misma puedo atestiguar para el caso de unas bailarinas que actuaban en un cabaret en el puerto de Veracruz.

Además, el permiso de entrada es usado como instrumento de control político. Esos que se han marchado y esperan la salida del país de familiares que ha dejado atrás, o aquellos que quieren regresar (sea por la razón que sea), no se pondrán a estar firmando peticiones en contra del gobierno castrista, no participarán en protestas en contra del sistema imperante en la isla, no aceptarán una entrevista de ningún medio visual o escrito en que se cite su nombre o se muestre su rostro en relación con una denuncia de violaciones a los derechos humanos en Cuba, tal vez ni siquiera se atreverán a comentar en los blogs que critican a la dictadura con su verdadero nombre. (Y, claro está, mucho menos dejar una evidencia documental en éste).

Todo lo anterior convierte en estrategia a la separación familiar, a la selección de quien se va y quien se queda. Esto puede parecer paranoico, pero los años me han enseñado a no dudar cuando de maldad se trata. Las separaciones familiares además de mantener bocas cerradas, como decía antes, son instrumento seguro para la entrada de divisas, tanto por los costos de los pasaportes, chequeos médicos, prórrogas, pasajes de precios exorbitantes, envío de dinero y de libras (que contengan cualquier cosa, incluyendo medicinas) por quince dólares, de comida a través de agencias que hacen transacciones fuera de Cuba pero entregan productos hechos en la isla, entre otros muchos ejemplos de extorsión.

Sin dejar de lado, en lo que a términos monetarios concierne, la extorsión en trámites a quienes están en la isla y quieren salir, cada pago de trámites por visitar Cuba (sea aprobado o no el permiso) y cada ayuda a los familiares en la isla, sea por el medio que sea, no sólo representa un beneficio en el plano económico al gobierno y a las compañías intermediaras aprobadas por éste para realizar tales transacciones (lucrando en contubernio con el gobierno de la isla bajo el eslogan de ayudar a la familias cubanas), sino que es, por sobre todo ello, el modo en que el gobierno cubano cimienta su extensa extraterritorialidad no oficial, en que sonríe con sorna ante cualquier protesta y aparenta ignorar que es repudiado, en que anuncia su victoria diciendo: aunque se hayan ido, todavía nos pertenecen, todavía tienen que rendirnos pleitesía, todavía somos sus amos.

4 comments:

Anonymous said...

No pretende el gobierno cubano controlar solo a los residentes en Cuba con la "tarjeta blanca", un método represivo.
También controla a los cubanos de afuera con la obligatoriedad de sacar pasaporte cubano y visa para visitar a los familiares en el país.
Solución: no ir a Cuba.

Anonymous said...

También hay otro elemento implícito. Si se piensa que la negativa por parte del gobierno de un país cualquiera a permitir que una persona nacida en ese país lo visite sólo puede ser asociada a un acto de excepcional y extrema gravedad contra ese país, el caracter que el gobierno cubano le da a aquellos a los que les niega el permiso de entrada es, obviamente de enemigo.

Sin embargo, el gobierno cubano se cuida muy de no hacer aparecer ese carácter por ningun lado, escudándolo bajo la imagen, no ya de un castigo, sino de una normativa.

Por ello, para quienes, en el resto del mundo, la negativa de entrada a un país sólo se corresponde con el castigo por un delito muy grave contra ese país, no podrán suponer que en caso cubano eso no es así, y siempre quedará la duda de si esa persona no habrá cometido algún grave delito político.

Ello, sobre todo, para los que no están al tanto de cómo funciona en este sentido el gobierno cubano, que son la mayoría. No digamos ya lo que pensarán aquellos que siguen desde la izquierda el discurso castrista.

Así, implícitamente, y sin que el gobierno tenga que pronunciarse sobre ello, cuando uno dice que le ha sido negada la entrada al país, ello tiende a asociarse con un grave delito político, que, para la mayoría de los países supone un delito anticonstitucional. Sutilmente ello forma parte también de la propaganda del gobierno cubano a su favor.

Aunque parezca que muchos no cubanos están concientes de lo que sucede en Cuba, ello no es así, y mucho menos en términos de los procedimientos prácticos con que Cuba instrumenta sus políticas.

El gobierno cubano lo sabe y juega también para poner a su favor ese sentido "común" con el que -a partir de los principios democráticos que operan en sus países-la mayoría de ciudadanos del resto del mundo tiende a interpretar llanamente el hecho de una negativa de entrada a un país

Emilio García Montiel

googlebox said...

Es facil de entender.

Cuba es una isla controlada por una mafia neo-esclavista. Y los cubanos de adentro son los esclavos de esa mafia de criminales disfrazada de Gobierno y de Estado Cubano.

Es facil de entender por que entonces no los dejan salir al exterior libemente, o entrar libremente a todos los que estan fuera.

Es una forma mas de mantener el control economico y politico de la Isla-Finca. Es solo eso, una forma de mantener el control sobre los esclavos del "Estado Cubano". Pues es en eso en lo que la "Involucion Cubana" convirtio a los ciudadanos de Cuba, en esclavos de la mafia en el poder, o sea del "Estado Cubano".

Dorven Dorta

Evidencias said...

Armienne, Dorven, así es. Ni marchándose uno puede librarse. Si no te queda familia, te queda un amigo, alguien que necesita que le tiendas la mano. Y uno lo hace con gusto y muchas veces con sacrificio.

Emilio, tienes toda la razón. Hoy estaba viendo otra vez este video tan repugnante
http://www.youtube.com/watch?v=XH5-k9lo4W8 en que Aleida Guevara habla de Hilda Molina y me preguntaba que pensará del caso de la Dra. Molina el que no sepa mucho de Cuba y lo vea.