Hace unos días, en una fiesta, conocí a una señora venezolana (quien, por cierto, no simpatiza para nada con Chávez) y en cuanto le dije que era de Cuba, me habló de unas amigas cubanas que tiene en Venezuela. Son doctoras y se llaman Reina y Nieves.
Cerca de su urbanización conviven en una misma casa de quince a veinte doctores (y doctoras) enviados por el gobierno cubano a Venezuela. Me dice que las ventanas de la casa siempre están cerradas y que los cubanos apenas hablan con los vecinos de la zona. Nada de salidas innecesarias.
Esta señora está retirada, y cada mañana, mientras barría el portal, veía pasar cabizbajas a las que ahora son sus amigas, les daba los buenos días y ellas apenas contestaban.
Hace unos meses, ella hizo una recogida y echó a la basura unas carteras. Al poco rato, vio a una de las doctoras registrando en la basura y llevándoselas. La mañana siguiente la doctora pasó como cada día por el frente de su casa y llevaba una de las carteras. Para sorpresa de la señora, esta vez le contestó con simpatía a sus buenos días y comenzó a acercarse. Después de presentarse, le comentó que esa cartera que traía, la había tomado de su basurero y que por favor, le avisara cuando fuese a deshacerse de otras cosas.
Así empezó la amistad. Luego vinieron los zapatos, que aunque no fuesen el número de la doctora, podían ser la talla de alguna de sus colegas, o de algún familiar en Cuba. Ahí se hizo de la otra amiga, que calza el mismo número que ella. Después, ropas, que la venezolana no usaba y que pensó estarían mejor con otros más necesitados, pasó a manos de las doctoras; ellas le han contado las necesidades que padecen con tal de ahorrar para poder comprar un horno de microondas, un refrigerador, o una tele y llevárselos a la isla.
A cambio, Nieves y Regla, agradecidas, a cada rato le dan consulta en su propia casa, o le regalan alguna que otra medicina, como esta caja de ketoconazol en crema, fabricada en La Habana. Espero que en Cuba, al menos, no falte el Ketoconazol.
Cerca de su urbanización conviven en una misma casa de quince a veinte doctores (y doctoras) enviados por el gobierno cubano a Venezuela. Me dice que las ventanas de la casa siempre están cerradas y que los cubanos apenas hablan con los vecinos de la zona. Nada de salidas innecesarias.
Esta señora está retirada, y cada mañana, mientras barría el portal, veía pasar cabizbajas a las que ahora son sus amigas, les daba los buenos días y ellas apenas contestaban.
Hace unos meses, ella hizo una recogida y echó a la basura unas carteras. Al poco rato, vio a una de las doctoras registrando en la basura y llevándoselas. La mañana siguiente la doctora pasó como cada día por el frente de su casa y llevaba una de las carteras. Para sorpresa de la señora, esta vez le contestó con simpatía a sus buenos días y comenzó a acercarse. Después de presentarse, le comentó que esa cartera que traía, la había tomado de su basurero y que por favor, le avisara cuando fuese a deshacerse de otras cosas.
Así empezó la amistad. Luego vinieron los zapatos, que aunque no fuesen el número de la doctora, podían ser la talla de alguna de sus colegas, o de algún familiar en Cuba. Ahí se hizo de la otra amiga, que calza el mismo número que ella. Después, ropas, que la venezolana no usaba y que pensó estarían mejor con otros más necesitados, pasó a manos de las doctoras; ellas le han contado las necesidades que padecen con tal de ahorrar para poder comprar un horno de microondas, un refrigerador, o una tele y llevárselos a la isla.
A cambio, Nieves y Regla, agradecidas, a cada rato le dan consulta en su propia casa, o le regalan alguna que otra medicina, como esta caja de ketoconazol en crema, fabricada en La Habana. Espero que en Cuba, al menos, no falte el Ketoconazol.
3 comments:
Tengo familiares trabajando alla como medicos y como administradores de las postas medicas, me evitan, a mi me duele porque es la hija de una prima a quien quiero mucho y su esposo y un sobrino mio, por lo que he podido saber, pasan mucho trabajo y tienen que mantenerse aislados de la poblacion, los controles que les tienen son infinitos. Mi sobrino se caso con una venozolana y le ha costado bastante el haberlo hecho, no lo dejaron ir ni al nacimiento de la hija. La hija de mi prima estaba loca por regresar a Cuba y aun les faltaban 2 años, no es facil, no deseaban ir pero no podian atenerse a las consecuencias. Por lo que se, en Cuba en estos momentos no hay ni aspirinas. Que triste nuestra potencia medica!
Ay Barbara, lo peor es que los pocos médicos que quedan en la isla recetan medicinas del extranjero. Y ni hablar de la situación de los hospitales.
Gracias por pasar por aquí.
En Venezuela Chávez habilita tarjetas provisionales a los doctores y demás colonialistas cubanos para que VOTEN POR EL. Luego se las quitan. ¿No es todo una farsa? Las cosas que se cuentan de Evo Morales y su falsa democracia y de los cubanos allá son terribles... Pobre Cuba!
Post a Comment