Monday, April 27, 2009

If you love somebody, set’em free

If you love somebody, set’em free.
Sting

Enviado por Charlie Bravo, La Babosa Azul

Artículo 13.2 de la Declaración Universal de los Derechos humanosToda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
Ahí esta la explicación, el gobierno de Cuba odia a los cubanos, y por tanto no los deja ser libres. Ni en Cuba, ni mucho menos que traten de buscar las libertades que prefieran fuera de Cuba.
En la mañana de hoy, Ciro Díaz Penedo y Claudia Cadelo de Nevi acompañaron a Edgar López Morejón, y se presentaron en las oficinas de inmigración para entregar una carta con numerosas firmas de ciudadanos cubanos residentes en la isla los cuales exigen que se respete el derecho a salir libremente del país para Edgar y todos los cubanos. Los acompañaron también Claudio Fuentes, Yoani Sánchez, y Reynaldo Escobar.
Edgar ha sido retenido en Cuba sin justificación alguna por la dictadura, pese a que tiene visa de entrada en los Estados Unidos, donde reside su esposa y toda su familia, en franca violación a los derechos humanos, tal y como están establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la cual Cuba es signataria.
Pero como Castro no ama a Edgar no lo deja ser libre. Castro, ni ninguno de los secuaces, siente el menor amor por los cubanos, y por tanto violan sus derechos constantemente y con la mayor impunidad posible, mientras los gobiernos de este mundo simplemente miran para otra parte y ni se molestan en hacer presión para que la dictadura cubana deje de serlo.
Edgar es generoso. Mucho más que yo. Le acaba de dar un voto de confianza a los personeros de la dictadura, que le han prometido que a cambio de que dejara su huelga de hambre le darían el permiso de salida en 90 días naturales, como le dijo un “visitante” de la seguridad del estado, o en 60 días hábiles, como le dijo una teniente coronel del ministerio del interior que le entrevistó en las oficinas de inmigración y extranjería. Que no nos vengan con el cuento de que la separación familiar se origina a ambos lados del estrecho de la Florida. Se origina en los inodoros-tronos donde se sientan los Castros a pensar como someter al cubano de a pie a nuevas humillaciones. Y claro, pues hay gente que implementa esas humillaciones sin el menor escrúpulo.
Ahora los militares cubanos trafican con la esperanza de los que desean reunirse con su familia. Piensan que la isla es un cuartel, cuando en realidad la han hecho una prisión. Quieren poner un precio a la libertad, y si alguien se atreve a hacer una huelga de hambre, pues entonces –y a cuentagotas- comienzan a hacer como si respetaran los derechos de la población. Quizás la isla en pleno debía declararse en huelga de hambre y como no se pueden ir todos, pues la exigencia seria que se larguen ese par de rufianes y sus acólitos. Digo, una huelga voluntaria, no la forzosa que impone el racionamiento producto del embargo del régimen contra la población. Ya no es muy difícil. Que alguien trate de comer únicamente los mendrugos que dan con la libreta de abastecimiento –racionamiento- y la huelga de hambre no esta muy lejos de materializarse. O como digo a amigos que nunca han conocido al régimen cubano, que para perder peso deben hacer la dieta de Villa Marista, agua, y unos 50 gramos de pasta hervida o en su defecto, la famosa sopa de arroz. A ver si algún defensor de los terroristas presos en Guantánamo puede convencerme de que estos comen peor que un cubano en el espacio penal exterior de la isla de Cuba, que hoy por hoy se ha convertido en una entidad dividida entre exterior penal –todo lo que no está detrás de las cercas de las prisiones- e interior penal, los verdaderos centros de castigo.
Espero que no esté muy lejano el día en que los cubanos no tengan que pedir permiso para entrar y salir de su país, que puedan vivir en una sociedad de derecho, y donde el gobierno sea una institución civil y civilizada, y no se gobierne como en los cuarteles y las prisiones. Cuando llegue ese día, que los que quieran ir a vivir a Cuba puedan hacerlo y los que quieran irse a otro sitio también lo hagan, todos en entera libertad. Ese día, naturalmente, será más luminoso y el aire tendrá un aroma más fresco porque el par de vándalos que atenazan la garganta de la isla no estará ahí.

1 comment:

Mickey said...

Una de mis favoritas de Sting.