Conseguida la nacionalidad y una vez tenga el pasaporte español en la mano, la única condición que esta presa política, en una especie de libertad condicional, pone para viajar a España a recibir tratamiento médico es poder regresar a su país. Con esa baza juega el régimen comunista: si los disidentes se marchan es para no volver. Aunque Martha Beatriz Roque cree que en su caso no va a autorizar siquiera una «salida definitiva». «¿Para qué voy a echar al cesto los 500 euros que cuestan los trámites para salir?, se pregunta. En conversación telefónica desde La Habana, añade: «Yo no me voy para siempre. De Cuba se tienen que ir los hermanos Castro, que son los dictadores, no yo que estoy buscando la libertad y la democracia».
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