Friday, September 24, 2010

Una llegada a #Cuba

Por Lester Cano

(...) Bajamos del avión. Literalmente. Nada de brazo que conecta el avión con la sala del aeropuerto. NO. Bajar a la tierra. Así fue como entré a la sala del aeropuerto. Caminando. El aire acondicionado no funcionaba. El calor y la humedad se apoderaban de nosotros.

Por fin llegamos al control de pasaportes. Llené mi planilla corriendo y me puse en la cola. Era, por suerte, uno de los primeros. El miedo ya era mi persona. Era terrible. Me tocó pasar. Saludé diciendo buenas noches, aunque eran las 6 de la tarde. No me respondieron el saludo. Puse mis pasaportes en la taquilla y sentí un constante y apresurado sonido del teclado. La voz, sin mirarme, me dijo: “¿Dónde está su hija?” Miré hacia atrás y allí estaba ella, con su mamá, nerviosas las dos; ella -inocente- pensando en sus primas y en las miles de aventuras que les esperaban. La voz se hizo rostro y me miró: “¿Que dónde está su hija?”, dijo, esta vez bien firme. “Allí detrás, con su mamá”, le respondí asustado. “¡Pues que pase!”, ordenó la voz-rostro. Me desconcerté y pensé que hasta a mi hija se le negaba la entrada. Puse su pasaporte encima de la taquilla y la voz calló y el rostro miró hacia abajo. No dijo nada. Ni saludó a mi hija. Nada. Ni un palabra, cosa que nunca hacen los cubanos con los niños. Otros minutos más. Tecleo ruidoso, casi irritante.

(...)
Mi hija no se atenía a más. Llegó su mamá y nos reunimos. Pasamos nuestro equipaje de mano por el control y le sacaron una pera de la mochila de la niña. Una pera. Es prohibido la entrada de frutas. Justo, en el cartucho que mi esposa la depositó y tiró a la basura, una mujer que estaba al lado, lo sacó del latón y lo guardó. Contenido incluido. Yo la observé. Ella a mí no. El oficial me dijo que tenía que hacer la Declaración de la Aduana. “Mira, pasa por allí”. Y me señaló la sección separada, casi como de VIP. De acceso limitado, donde sólo faltaba el cartel: Área sólo para cubanos. Mis maletas llegaron muy rápido y salimos. Al menos hasta la puerta.

Las palabras fueron claras y directas: “Mijito, vete a hacer la declaración de la Aduana”, y señaló hacía el área “prohibida”. Llené una planilla marcando todo en NO. La oficial de la aduna me preguntó varias veces, qué traía, qué equipos, qué regalos. Mi respuesta fue siempre: “No traigo nada. No tengo nada que declarar”. “Lo veremos”, siempre oía decirle a uno de sus colegas. Los dos abrieron mi maleta y después de revisar todo, me miraron diciendo: “De verdad que no trae ná. ¡Está pelao!” No les alcanzó esto y revisaron mi equipaje de mano. Tampoco encontraron nada. Después tuve que pesar la maleta. Con carrito, sin este no era posible. No salían del asombro al ver que un cubano entraba sin nada a la isla. Con su ropa nada más y 3 paquetes de guminolas y un frasco de nutella. Después esperé por el jefe, que no estaba y que debía firmar mi declaración. Llegó y al ver que no tenía nada que pagar, me dijo: “¿Tú no traes nada que declarar?… ¡Qué raro!” Me dio mi papel, que me parecía como la carta de libertad y salí.
(Fragmento tomado de EI. Continuará, así que pueden seguirlo allí.)

4 comments:

googlebox said...

Humillante y degradante el trato que le dan a los cubanos la mafia uniformada de los aeropuertos cubanos. Ladrones autorizados por otros ladrones. Es como si en Tokio te recibiera la Yakuza, en el Salvador La Mara o en New York Al Capone. Que desastre el que nos han armado!!!
A donde hemos llegado!!!

Evidencias said...

Los cuentos son de terror.

A un amigo, que como Lester se fue a Cuba ligero de equipaje, le pasó igual, no podían creer los de la aduana que no tendrían nada que quitarle.

Lo otro es cuando sales de visita. Una amiga que vive fuera de Cuba me contó el otro día que a su madre, que regresaba después de unos meses con ella, parece que la habían confundido con alguna extranjera en la aduana cubana porque no le habían quitado nada. Es que esa es la norma... horrible.

Mickey said...

Tristes posts este y el de la negativa del régimen al viaje de Yoani. Al menos una buena noticia en todo esto, los posts regresan a este necesario blog.

Evidencias said...

Gracias Mickey. Eran muy necesarias esas vacaciones, creeme.